La RAGC homenajea al químico Fernando Calvet, pionero de la biotecnología y la industria farmacéutica en Galicia
El Consello da Cultura acogió un acto que repasa la vida del científico catalán afincado en Compostela, pionero de la química aplicada

El Consello da Cultura Galega acogió este martes una jornada de homenaje al químico Fernando Calvet i Prats (1903–1988), designado por la Real Academia Galega de Ciencias (RAGC) como “Científico Galego 2025”. El acto sirvió para repasar la figura de quien fue uno de los grandes impulsores de la investigación química en la Universidad de Santiago, pionero en el campo de la biotecnología y promotor de la industria farmacéutica en Galicia.
El encuentro incluyó dos mesas redondas dedicadas a analizar su legado científico y humano. La primera, centrada en su trayectoria profesional y su influencia en la bioquímica, estuvo moderada por Manuel Puga, académico de la Real Academia de Farmacia de Galicia, y contó con las intervenciones de Ricardo Gurriarán, doctor en Historia Contemporánea por la USC; Xosé Luís Pastoriza, doctor en Filosofía; y Xoán Carmona, catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la USC.
La segunda mesa abordó el impulso que Calvet dio al sector biotecnológico gallego, con la participación de Francisco Díaz-Fierros, catedrático de Edafología y Química Agrícola de la USC; el académico Manuel Freire y Beatriz Díaz, representante del grupo biofarmacéutico Zendal, empresa heredera de aquel espíritu innovador que el científico ayudó a fundar en Galicia.
De Oxford a Compostela: el germen de una revolución científica
Nacido en Vilafranca del Penedès en 1903, Fernando Calvet se doctoró en la Universidad de Oxford tras licenciarse en Ciencias Químicas en Barcelona. En 1929, con tan solo 26 años, obtuvo la cátedra de Química Orgánica de la Universidad de Santiago de Compostela, donde fundó el primer laboratorio de prácticas y de investigación en la Facultad de Ciencias.
Según recordó el historiador Ricardo Gurriarán, Calvet fue “el gran impulsor de la aplicación de la química a la industria en Galicia”, con investigaciones pioneras sobre el aprovechamiento de aceites de pescado para la producción de lubricantes y otros usos industriales.
Poco antes del inicio de la Guerra Civil, fundó en Vigo los Laboratorios Miguel Servet, centrados en la extracción de alcaloides del caruncho del centeno para fabricar preparados medicinales como el Pan Ergot. Tras un breve exilio, regresó a Galicia y se incorporó al equipo que daría origen a los laboratorios Zeltia, germen de la actual industria biotecnológica gallega.

